Cómo Criar a un niño Índigo
CÓMO CRIAR UN NIÑO ÍNDIGO
1. Sea creativo al establecer límites. Haga espacio para energía física adicional. Incorpore esto en la mayoría de las situaciones (tales como enseñar, establecer límites y lograr que se hagan las labores hogareñas).
Permita que las fortalezas del niño establezcan los límites, y no al revés. Podrían sorprenderse de lo que un Índigo puede hacer. Prueben los límites de manera segura!. Más que todo, pídele al niño que te ayuda a establecer los límites. De hecho, muchos índigos estarán muy complacidos en establecer los límites por sí mismos, con la ayuda del adulto.
2. Sin darles a estos niños las responsabilidades del adulto, trátenlos como adultos y compañeros. Denle a estos niños explicaciones de adultos, la palabra al tomar decisiones de todo tipo y sobre todo ¡muchas opciones! No les hablen desde arriba.
Escúchenlos! Son sabios, y sabrán cosas que ustedes no saben. Respétenlos de todas las formas, como lo harían con sus propios padres o con alguien muy cercano, un querido amigo. 3. Si les dicen que los aman, pero los tratan de manera irrespetuosa, no confiarán en ustedes.
Ellos no les creerán que los aman si no los tratan de manera amorosa. Todas las palabras del mundo caerán en oídos sordos. La manera en que manejan su propia vida y “administran” su propia familia es una evidencia directa para el Niño Índigo sobre si los aman o no. 4. Interactuar con los Niños Índigo es un trabajo y un privilegio.
Ellos los descubrirán en todos los engaños. ¡Ni siquiera lo intenten! Cuando tengan dudas, no solamente deben preguntarles a los mismos niños, sino también a otros adultos, que tengan experiencia con Niños Índigo.
No olviden darse tiempo para observar a los Niños índigo interactuando entre ellos hay mucho que aprender ahí. No olviden: Ellos no solamente saben quiénes son, también saben quienes son ustedes. El rostro y la mirada de los Niños Índigo no dan lugar a equivocación, son miradas muy viejas, profundas y sabias.
Sus ojos son las ventanas de sus sentimientos y de su alma. Parece que no pueden “fingir” como otros lo hacen. Cuando los lastiman, estarán decepcionados de ustedes, e incluso podrán cuestionarse la “sabiduría” ¡de haberlos elegido! Pero cuando los aman y reconocen lo que son, se abrirán a ustedes como nadie en la vida.
Todos los niños requieren un intenso y personal cuidado, atención, tiempo, ánimo y guía de parte de los adultos. En general la interacción adulto-niño necesita ser emocionalmente cariñosa, amorosa, calmada e intelectualmente clara y estimulante. Los mensajes verbales y no verbales que se les envían deben expresar alegría y bienvenida como si ellos fueran los alegres invitados en nuestras vidas
Muchas veces los adultos sienten y hablan de forma que hacen sentir a los niños como si no fueran bienvenidos; como si fueran malos, o una carga o un estorbo.
Esta clase de mensajes negativos son extremadamente dañinos para el crecimiento, aprendizaje y la lucha y la creatividad de los niños quien ven a los adultos como modelos y como su apoyo. Los niños interpretan estos mensajes como: Soy un niño malo, o aquí no soy querido.
Estos mensajes dolorosos de temor disminuyen la habilidad de los niños de responder y pueden ocasionar serias atrofias en su desarrollo en general.
Por el contrario, los mensajes de alegría y bienvenida son interpretados por los niños como: soy un niño bueno; mi mundo es positivo y cariñoso. Esta actitud incrementa la confianza de los niños y abre motivaciones internas para crecer, aprender, luchar y crear.
Desarrollando la Confianza y la Desconfianza en los Niños
La confianza en los niños se desarrolla cuando sienten en sus cuerpos y en sus espíritus que sus necesidades básicas, físicas, emocionales, intelectuales y creativas están cubiertas por las personas que los cuidan y especialmente por los adultos responsables de sus jóvenes vidas.
Los mensajes que les envían los adultos deben ser más agradables que dolorosos, y deben estar basados en el amor y no en el temor. A través de la confianza se va tejiendo el tapete de la conexión mutua y es respeto entre niños y adultos.
A continuación algunos ejemplos de mensajes de tonos agradables o desagradables. Los detalles pueden cambiar para diferentes edades y situaciones pero el mensaje mas importante es la interacción.
Los siguientes son momentos donde usted puedes hacer la diferencia:
1. Su niña cubierta de barro entra a la casa sollozando. Ella quiere ser abrazada, busca refugio de un mundo que la perturba. Una actitud adulta poco agradable, negativa: “No me toques con tus manos sucias. Eres un desastre. Apártate de mi”. Una actitud agradable, positiva: “Cuando tu querías que yo te abrazara yo estaba pensando en que mi ropa se iba a estropear pero tu eres mas importante para mi que mi ropa. Vamos a lavarnos. Te gustaría buscar tu libro favorito y nos acomodamos a leerlo en el sofá?
2. Su hijo se aproxima a usted cuando usted esta pasando por un momento crítico en su vida. Actitud negativa: Usted pone los ojos en blanco a medida que el niño se le acerca y usted piensa, aquí viene otro problema, o aquí esta el/ella de nuevo. Oh no, no más trabajo para mí. Su cuerpo adopta una actitud defensiva, sus hombros se yerguen, aprieta los labios como preparándose para un combate.
Una actitud agradable: Usted pone gentilmente su mano sobre su corazón y piensa en el amor que usted y su hijo/a necesitan uno del otro y que pueden compartir. Permita que su cuerpo se relaje y sus ojos se suavicen, ahora usted puede enviar claramente un mensaje de amor: Tú eres bienvenido a mi vida.
3. Su hijo hace preguntas constantemente o necesita que se le repitan las instrucciones con más frecuencia de lo deseado. Una actitud negativa: Con voz abrupta, desinteresada y disgustada usted envía mensajes como: ¡Tu realmente me aburres!, vete de aquí, o, no te quiero aquí. Estas frases usadas constantemente, pueden hacer sentir al niño que no es amado.
Una actitud agradable, positiva: Piense que su voz es un instrumento para enseñar y haga practicas que le ayuden a modular su tono y su forma de hablar. Cuando usted se encuentre muy enojado y estresado, inhale dos veces profundamente para revitalizar el oxígeno en su cuerpo así podrá pensar con más claridad. Entonces intente hablar más suavemente disminuyendo la velocidad con que lo hace.
4. Sus hijos sueltos en el mundo, fuera de control.
Una actitud desagradable, negativa: “No te subas a esa patineta! Podrías romperte el cuello como a la chica de la TV. Bájate antes que termines en un hospital”. O esta: “No hables con desconocidos. Gente peligrosa acecha en todas partes. Llámame apenas llegues”. Su actitud de estar continuamente esperando que pase lo “peor” llena a sus hijos de temor, de inquietud generalizada o una constante respuesta física al peligro. Estas emociones negativas llenan el cuerpo con hormonas especializadas para el temor y la lucha que pueden disminuir el sistema inmunológico, produciendo enfermedades como dolores de oídos y problemas digestivos.
Una actitud agradable, positiva: Se que antes hemos hablado de la seguridad y de ser cuidadosos con personas desconocidas. Quieres hacerme alguna pregunta antes de irte al concierto con tus amigos?. Se que estarás bien porque eres precavido y sabes cuidarte tu mismo. Se que actúas con tu cabeza y tu corazón. Recuerda, que siempre podrás llamarme a casi si me necesitas o si solo quieres hablarme. Está bien? Si usted afirma positivamente las acciones que usted quiere enfatizar, usted las está reforzando como hábitos a su hijo.
5. Usted rompió una promesa que había hecho a su hijo.
Una actitud desagradable, negativa: “Deja de gimotear porque no fuimos con tus primos a la feria. Ya es suficiente. A mi nadie me llevó a ninguna parte cuando tenía tu edad”. Aquí, usted ha rehusado discutir las razones – no importa cuales puedan ser – que le hicieron incumplir su promesa. Esto hace que los niños piensen que nos les importan los adultos, o que no se debe confiar en los adultos por tanto no se deben tomar como modelos.
Una actitud agradable, positiva: “estuve tan ocupado/a en otro asunto que olvidé completamente llevarlos a la feria con sus primos. Lo lamento mucho. Ven, vamos a hablar de nuestros sentimientos acerca de esta situación.
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